Interés o atractivo. Es la inclinación natural del individuo hacia ciertos tipos de trabajo, por lo que éstos son intrínsecamente, porque para él representan algún tipo de atracción, porque en ellas hay alguna cosa que le llama la atención. Lo interesante está en la actividad o en el contenido científico o técnico de la misma y ello es lo que despierta el interés de la persona. El atractivo es la vocación responde al "qué" es lo que llama en tal disciplina del actuar humano.
Motivaciones o actitudes. Configuran la intencionalidad del ejercicio profesional: para qué se quiere dedicar la vida a la profesión elegida. El humano tiene, en su vocación de trabajo, muchas motivaciones, las cuales se pueden separar en dos grandes grupos:
• Motivaciones biológicas que son fundamentalmente las que llevan al humano a luchar por la alimentación, el vestido, el techo y la convivencia sexual.
• Motivaciones sicológicas, mediante las cuales se tratan de satisfacer muchos aspectos espirituales y del área sicológica del YO. Son las que hacen que la persona busque un "status** social, seguridad social y económica, el sentirse socialmente útil, las que permiten que afronte retos y competencias.
Las motivaciones están fundamentalmente dadas por las expectativas que tiene el sujeto frente a su propia realización y están altamente influenciadas por la situación económica y la clase social de la persona.
Idoneidad o aptitudes. Son las capacidades sicomotoras del individuo, que le permiten ejecutar adecuadamente y con un esfuerzo normal, las diversas actividades que componen el ejercicio profesional elegido.
Las aptitudes son el único componente de la vocación con el que se nace, aunque en bruto. Por lo tanto, se requiere, para desarrollar la plenitud de una vocación, tener en cuenta los otros componentes para así, fomentar y desarrollar adecuadamente las aptitudes necesarias para la profesión elegida
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